La palabra “xoloitzcuincle” proviene del náhuatl y se descompone en xólotl que significa esclavo, extraño o deforme e itzcuintli que quiere decir perro.

El xoloescuincle es una de las tres razas de perros prehispánicas que vivían en México -las otras son el itzicuintli y el tlalchichi.

Así como cuando la Iglesia ordenó el asesinato de gatos en la Edad Media por creerlos seres diabólicos, la Corona española dictaminó durante el siglo XVII acabar con los perros nativos de la Nueva España. Debido a esto, los perros mexicanos sin pelo fueron envenenados. Como consecuencia, estas razas fueron llevadas al borde de la extinción. Sin embargo, en 1950 fueron redescubiertos en algunas zonas de Guerrero y Oaxaca. Desde entonces, organizaciones como “Xolos Tarango” se han esforzado por conservar a esta especie.

En el año 2014, investigadores del Instituto Nacional de Antropología (INAH) descubrieron los restos de 12 xoloescuincles cuidadosamente enterrados en un predio cercano al centro de Azcapotzalco. Las condiciones en las que se hallaban les hicieron pensar a los especialistas en una especie de cementerio de perros.

Actualmente, el xoloescuincle es clasificado de dos formas. La primera es por la talla, pues según el estándar oficial de la Federación Canófila Mexicana, existen tres tallas: la estándar -entre 45 y 60 cm-, la intermedia -entre 35 y 45 cm- y la miniatura -no más de 35 cm.

De acuerdo con el antropólogo Raúl Valadéz Azua, este canino es endémico del continente americano, principalmente de México. De acuerdo con los distintos fósiles encontrados del Xoloescuincle, se cree que su existencia data de hace aproximadamente 1300 años.

Se le consideraba el perro representante del dios Xólotl y su función era guiar las almas de los fallecidos al Mictlán. Además, durante el periodo prehispánico, estos perros eran utilizados en sacrificios rituales y se dice que también en guisos.

Así como cuando la Iglesia ordenó el asesinato de gatos en la Edad Media por creerlos seres diabólicos, la Corona española dictaminó durante el siglo XVII acabar con los perros nativos de la Nueva España. Debido a esto, los perros mexicanos sin pelo fueron envenenados. Como consecuencia, estas razas fueron llevadas al borde de la extinción. Sin embargo, en 1950 fueron redescubiertos en algunas zonas de Guerrero y Oaxaca. Desde entonces, organizaciones como “Xolos Tarango” se han esforzado por La segunda es de acuerdo a si tiene pelo o no.

Como vimos, los xoloescuincles pueden tener o no pelo. No obstante, los que tienen pelo son descartados por la Federación Canófila Mexicana como raza pura y se promueve su no reproducción. Sin embargo la existencia de los ejemplares con pelo es necesaria para mantener el equilibrio en esta especie tan rara, de lo contrario, su descendencia se volvería cada vez más débil debido a inconvenientes genéticos.

Debido a que los xoloescuincles carecen de pelo, este es compensado con su alta temperatura corporal. Por ello es que, casi siempre, tienen la lengua fuera del hocico pues eso hace que se refresquen.

Si viste la película “Coco“, es probable que recuerdes al adorable canino llamado Dante. Los creadores de este tierno personaje se inspiraron precisamente en el Xoloescuincle y reprodujeron muy bien su carácter simpático

Miguel Torruco Garza.
editor.

Por NotiRed34

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