Es un reducto de importancia estratégica para la invasión rusa y está siendo borrada del mapa por los bombardeos. Todavía quedan allí más de 150 mil residentes que sufren una catástrofe humanitaria.
La ciudad portuaria de Mariúpol, que tenía una población anterior a la guerra de medio millón de habitantes, ha sido una de las localidades ucranianas que más duramente ha sufrido los ataques del Ejército ruso desde que invadió el país el pasado 14 de febrero.
Esta localidad industrial, a orillas del Mar de Azov, lleva semanas sitiada por las tropas rusas, por lo que los pocos residentes que quedan en ella, unos 160.000 según las autoridades, no tienen acceso bienes básicos como el agua potable y servicios como el gas o la calefacción.
Este miércoles, una funcionaria denunció que un edificio del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) fue blanco de bombardeos rusos en la ciudad. “Los ocupantes bombardearon deliberadamente un edificio del CICR en Mariúpol”, escribió en Telegram Liudmila Denisova, responsable de derechos humanos en el Parlamento ucraniano. “Por el momento, no tenemos información sobre víctimas”, añadió, sin especificar cuántas personas podrían haber estado en el edificio en el momento del bombardeo.
Las fuerzas rusas continúan el asedio de Mariúpol con bombardeos constantes e indiscriminados que han dejado al menos a 5.000 personas, según las autoridades, que estiman que el total de muertos podría ascender a 10.000.
Volodimir Zelensky declaró el martes que los ataques rusos contra Mariúpol eran “un crimen contra la humanidad”.
El bombardeo del teatro de Mariúpol, un puerto asediado por las fuerzas rusas, ilustra la dificultad para los medios para informar sobre los hechos que se producen en un terreno donde el acceso es casi imposible. Fue el ayuntamiento de este puerto ucraniano el primero en publicar en Telegram una imagen del teatro mostrando la estructura central totalmente destruida, y también fueron las autoridades locales quienes afirmaron que temían que el bombardeo hubiera dejado un saldo de cerca de 300 muertos, citando a testigos.
A dos semanas del bombardeo, aún se desconoce la suerte de cientos de civiles que se habían refugiado allí.
Los organizaciones de ayuda han pedido repetidas veces poder acceder a Mariúpol, donde las condiciones de vida son muy difíciles, y responsables ucranianos acusan a las tropas rusas de deportar a los residentes a Rusia por la fuerza. La alcaldía de Mariúpol denunció este miércoles la evacuación forzada hacia Rusia de más de 70 personas –mujeres y personal médico– de una maternidad.
En total, más de 20.000 habitantes de Mariúpol han sido evacuados “contra su voluntad” a Rusia, según la municipalidad, que afirma que los rusos confiscaron sus documentos y los redirigieron “hacia ciudades rusas alejadas”.
Según la ONU, dos de los seis hospitales civiles de Mariupol fueron destruidos y tres resultaron dañados, mientras que los demás centros siguen teniendo una actividad limitada y carecen de personal y de agua, electricidad y equipos. El bombardeo destruyó al menos 65 edificios y dañó 126, según la misma fuente.
Unos 160.000 civiles siguen atrapados en la maltrecha y asediada Mariúpol y se enfrentan a una “catástrofe humanitaria”, pues viven en refugios sin electricidad y carecen de alimentos y agua, según los testimonios recogidos por AFP de quienes huyeron de esa ciudad.
“Enterramos a nuestros vecinos, vimos muertos por todas partes e incluso mis hijos lo vieron”, dijo Mariia Tsymmerman, quien huyó a Zaporiyia hace dos semanas, pero ahora pretende volver para llevar provisiones y ayudar a otros a salir.
(Con información de AFP y EFE)