Ante la expansión del coronavirus por el mundo, las personas se han visto obligadas a portar cubrebocas que terminarán en vertederos y océanos afectando al medio ambiente
La consecuencia del retorno de actividades y la ausencia de una vacuna prometedora que se lance al mercado durante los próximos meses, ha traído una nueva amenaza mundial: miles de mascarillas que invaden calles, banquetas, plazas, rios y oceanos provocando una vez más la alteración de los ecosistemas orientados a su destrucción.
Sin embargo, ¿qué podemos hacer para contrarrestar este tipo de contaminación? La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) recomienda que una vez usada la mascarilla se debe cortar en pedazos y ser colocada en una bolsa, a pesar de que esto evita que el coronavirus se propague, continúa reforzando los desperdicios plásticos
Una mascarilla tarda más de 400 años en desintegrarse y si se encuentra en el mar no solo amenaza a las especies como peces, medusas y arrecifes de coral sino a la vida humana.