Los servicios secretos de Eslovaquia habían provisto la información a su pares en Austria, pero no fue tenida en cuenta. En el atentado murieron cuatro personas y decenas resultaron heridas.
El atacante de Viena fue identificado como Kujtim Fejzulai
Los servicios de inteligencia austríacos fueron informados por Eslovaquia de que el autor del atentado de Viena intentó comprar municiones antes del ataque en el que murieron 4 personas, anunció este miércoles el ministro austríaco del Interior, Karl Nehammer.
“En las últimas horas, aparecieron informaciones que apuntan, que poco antes del ataque terrorista, los servicios secretos eslovacos informaron a la BVT (servicios de inteligencia austríacos) sobre el atacante. Les indicaron que intentó adquirir municiones”, aseguró el ministro durante una rueda de prensa.
Nehammer también acusó a su predecesor al frente del Ministerio del Interior, un dirigente del ultraderechista FPÖ, de haber debilitado el funcionamiento de los servicios de inteligencia.
“Mi predecesor Herbert Kickl provocó daños considerables, por no decir que destruyó el BVT”, afirmó el ministro.
Ante esos problemas de manejo, pidió una comisión independiente para investigar el trabajo de la agencia de inteligencia.
Por su parte, el funcionario sostuvo que las imágenes de video demuestran que el terrorista actuó sin ayuda. Tras el ataque las autoridades arrestaron a 14 personas: todos tenían entre 18 y 28 años, y antecedentes migratorios. Algunos, en tanto, tenían ciudadanía extranjera.
Imágenes compartidas en redes sociales muestran a un hombre armado caminando por la calle y disparando a gente aparentemente al azar, hiriendo a varias personas.
El autor del atentado en Viena, identificado como Kujtim Fejzulai, fue un joven austríaco, de 20 años y originario de Macedonia del Norte, que simpatizaba con el grupo terrorista Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) y había sido condenado en abril de 2019 a 22 meses de cárcel por haber intentado viajar a Siria, aunque salió de manera anticipada de la prisión.
En diciembre pasado pudo salir de prisión de forma anticipada amparándose en la ley para delitos juveniles. El primer ministro austríaco, Sebastian Kurz, reconoció que esta liberación fue “sin duda un error”. “Si no hubiera sido liberado, entonces el ataque no se hubiera producido”, afirmó el dirigente conservador en declaraciones a la radio-televisión pública.
El ataque del lunes por la noche en varios puntos de Viena provocó cuatro muertos y representó el primer atentado islamista en la historia de Austria.
La balacera comenzó poco después de las 8 de la noche (19.00 GMT) del pasado lunes, cerca de la principal sinagoga de Viena, mientras mucha gente disfrutaba de una última noche de bares y restaurantes abiertos antes de que comenzara la cuarentena del coronavirus a medianoche. El agresor fue abatido a las 8:09.
El Estado Islámico reivindicó este martes los ataques terroristas en la capital austríaca. En un comunicado difundido en sus canales de Telegram, el grupo yihadista señaló a “un soldado del califato” como el responsable de los ataques.
Tras el ataque, Kurz pidió a la Unión Europea que mejore la lucha contra el “islam político”, una “ideología” que representa un “peligro” para el “modelo de vida europeo”.
El mandatario aseguró que están reflexionando “iniciativas conjuntas” con el presidente francés Emmanuel Macron, quien el martes denunció “la voluntad de nuestros enemigos de atacar lo que es Europa, esta tierra de libertad, cultura y valores”, tras haber aportado su solidaridad en la embajada de Austria en París.
Unos 150 ciudadanos de Macedonia del Norte se unieron a las filas de los islamistas entre 2012 y 2016 para combatir en Irak y en Siria. Pero el flujo de salidas ha bajado desde 2016.
La mayoría de estos ciudadanos fueron reclutados entre la minoría albanesa musulmana, una comunidad principalmente moderada que representa una cuarta parte de los 2,1 millones de habitantes de Macedonia del Norte, país de mayoría eslava ortodoxa.