San José de Parral, Chihuahua. 31 de enero de 2025
A todo el Pueblo de Dios que peregrina en la diócesis de Parral.
Muy amados hermanos todos:
Con profundo pesar hemos recibido la noticia en la que se informa que la Suprema Corte de Justicia de la Nación despenalizó el aborto en el Estado de Chihuahua, incluso hasta los nueve meses de gestación.
Al respecto, no es solo el contenido de la noticia el que inconforme a la inmensa mayoría, sino también la forma, impositiva y antidemocrática, que todos perciben en un proceso que, de acuerdo a los principales avances actuales del pensamiento jurídico, ha de incluir el asentimiento de las mayorías que al respecto deben estar propia e integralmente formadas, así como cabalmente representadas por sus instituciones democráticas.
Por lo mismo, manifestamos como Iglesia diocesana nuestra total inconformidad; además, solicitamos ser incluidos en un asunto que es de todos y que, por las mismas razones, debe abrirse a la sana deliberación pública, tomando realmente en cuenta la sabiduría que al respecto aportan las tradiciones morales y religiosas que han formado a nuestro pueblo y a nuestras familias.
A la par con esta solicitud, seguimos luchando junto a todas las instituciones, organizaciones y personas de buena voluntad en favor de una verdadera y efectiva defensa de los derechos de la mujer y de la vida humana. Miramos con pesar e indignación que a menudo estas resoluciones no representan una respuesta a las necesidades de las mayorías, sino solo a grupos particulares de poder que mueven el mundo mediante ideologías que abiertamente buscan el mero control poblacional a costa del descarte de seres humanos que, en perspectiva creyente, son providencia de Dios para este mundo.
Alzamos igualmente la voz contra el desenfreno de las costumbres y de las consecuentes prácticas descontroladas de la sexualidad y la falta de formación de nuestros niños y jóvenes en ese rubro; asimismo, seguimos difundiendo una visión integral y profunda de la persona humana, dotada de amplias dimensiones de realización que no se reducen meramente al placer sexual, sino que apuntan a la plenitud de una vida llevada bajo la mirada amorosa de Dios y el acompañamiento comunitario. Dios siga guiando nuestro caminar común, y nos dé siempre su gracia para levantar la mirada del corazón hacia la grandeza a la que nos ha destinado. Y que la Virgen Santísima de Guadalupe siga alentando en México todos los buenos esfuerzos por hacer de esta una patria en la que impere el amor, la justicia, la verdad y la paz.