El Gobierno de México prohíbe el consumo de maíz transgénico para el consumo humano por decreto y, a la vez, plantea la posibilidad de comprarlo para forraje pecuario por un año.
El nuevo decreto, publicado la tarde de este lunes 13 de febrero en el Diario Oficial de la Federación (DOF), plantea la eliminación de la fecha del 31 de enero del 2024 como límite para la transición hacia la eliminación de las importaciones de maíz transgénico para uso pecuario e industrial.
La Secretaría de Economía (SE) emitió un comunicado en el que explica lo anterior:
El decreto se acota estrictamente al maíz. La canola, la soya, el algodón y el resto de materias primas no quedan sujetas a esta regulación.
Para evitar confusiones, se establece una categorización del maíz según su uso: alimentación humana (masa y tortilla), forraje e industrializado para alimentación humana.
El Decreto prohíbe el uso de maíz genéticamente modificado para la masa y la tortilla. Lo anterior, no representa afectación alguna al comercio ni a las importaciones, entre otras razones, porque México es de sobra autosuficiente en la producción de maíz blanco libre de transgénicos. De lo que se trata es de consolidar tal soberanía y seguridad alimentaria en un insumo central en la cultura de los mexicanos.
En cuanto al uso de maíz genéticamente modificado para el forraje y la industria, se elimina la fecha límite para prohibir su uso, quedando sujeto a que exista suficiencia en el abasto. Se instalarán mesas de trabajo con el sector privado nacional e internacional para lograr una transición ordenada.
Asimismo, el decreto indica que mientras logran la de las importaciones de maíz transgénico, la Cofepris podrá otorgar autorizaciones de maíz genéticamente modificado para alimentación animal y de uso industrial para alimentación humana, siendo responsabilidad de quien lo utilice en México.
En el 2022 México importó alrededor de 16.5 millones de toneladas de maíz amarillo, principalmente transgénico, lo que representó alrededor de 75% de la oferta nacional.
Los engordadores de ganado representaron casi 80% del consumo nacional.